“En el principio de los tiempos los hombres utilizaban armas de piedra, que se quebraban con facilidad. Pasados los siglos, las sustituyeron por utensilios de hierro, que si bien eran mucho menos resquebradizos, presentaban la desventaja de oxidarse rápidamente. Y entonces a un herrero se le ocurrió la feliz idea de crear una aleación de metales que llamó acero. Pero el acero, para llegar a serlo, debe pasar por las pruebas de los elementos: Primero por el fuego, para fundirse, acto seguido por el agua y por el aire, para endurecerse, y finalmente por la piedra, para forjarse. Y por fin se convierte en una espada de acero, la más resistente de las armas.

-Y supongo -dije yo, irónica-, que la moraleja de la historia es que uno solo se hace fuerte después de superar todo tipo de pruebas.

-Fuerte no. Fuertes lo eran la piedra y el hierro -afirmó ella categórica-. Flexible. Ahí radica la diferencia. No puedes sobrevivir si no lo eres”

(Fragmento de Beatriz y los cuerpos celestes no que ultimamente penso moito)